En una vía de comunicación poco habitual, la oficina del director de la Inteligencia Nacional estadounidense, Richard Grenell, descartó en un comunicado que la mano del hombre esté detrás del virus SARS-CoV-2.
"Toda la comunidad de Inteligencia ha estado proporcionando de forma consistente un apoyo crucial a los políticos de EE.UU. y a aquellos que están respondiendo al virus del COVID-19, que se originó en China. La comunidad de Inteligencia también coincide con el amplio consenso científico de que el virus de la COVID-19 no es ni artificial ni genéticamente modificado", dice la nota.
La agencia federal agregó que "la comunidad de Inteligencia continuará examinando rigurosamente la información y los datos que emerjan para determinar si el brote (de coronavirus) comenzó a través del contacto con animales infectados o si fue resultado de un accidente en un laboratorio en Wuhan", la ciudad china donde se originó la pandemia.
ORIGEN DESCONOCIDO, AUNQUE EE.UU. Y CHINA SE ACUSAN MUTUAMENTE
Hasta la fecha se desconoce la fuente del SARS-CoV-2, aunque desde el Gobierno de EE.UU. se ha insinuado que se originó en un laboratorio, mientras que algunas autoridades chinas han promovido la teoría de que soldados estadounidenses introdujeron la enfermedad durante su participación en los Juegos Mundiales Militares de Wuhan en octubre.
El anuncio de la Inteligencia Nacional coincide con la publicación de un artículo del diario The New York Times que asegura que funcionarios de alto rango de la Administración de Trump han presionado a la agencias de espionaje del país en busca de pruebas que apoyen la teoría de que el virus fue creado en un laboratorio en Wuhan.
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