SANTO DOMINGO. Emoción, enojo y frustración son algunas de las situaciones que reflejan los padres cuando sus hijos aprueban o reprueban un grado educativo.
Si se revisan las redes sociales, para esta época de fin de año escolar abundan las publicaciones con palabras de elogios hacia los hijos que pasaron de curso con calificaciones sobresalientes, las cuales acompañan con fotografías del estudiante con pergaminos, placas y trofeos de reconocimientos.
El psicólogo clínico, César Castellanos, director del Instituto Dominicano para el Estudio de la Salud Integral y la Psicología Aplicada (IDESIP), afirma que premiar a un niño porque pasó de curso o castigarlo porque reprobó, son respuestas erróneas, ya que quienes lo hacen se concentran en el último eslabón de una larga cadena de eventos, priorizando la importancia del resultado sobre el proceso, y asociando el resultado a la aceptación y el cariño, en lugar de la felicidad de compartir juntos el camino hacia los logros y la corrección afectiva y efectiva durante los pequeños fracasos.
Castellanos sostiene que los logros y los fracasos son el resultado de múltiples antecedentes, consecuencia de una larga cadena de eventos.
"En el contexto escolar, no viene determinado por el premio cuando se ha obtenido el logro esperado o por el castigo cuando no ha obtenido dicho logro. Muy por el contrario, el incremento de las posibilidades de obtención de terminado objetivo, meta, logro, es el haber obtenido consecuencias favorables en cada uno de los eventos antecedentes a dicho estado final", dijo el psicólogo clínico.
Sin embargo, hay padres que ven solo el resultado final que es el aprobar el curso, sin analizar qué tan tormentoso fue el año escolar para su hijo.
Las opiniones sobre el tema están divididas y aquí se les comparten las consideraciones de algunos padres y tutores.
Unos, como Danigsa opinan que lo importante es que pasen el curso y los premian “con lo que sea”. En caso de que repruebe no lo castiga. Mientras otras madres, como Jahaira, piensan que aprobar una materia o un grado es la responsabilidad del hijo como estudiante y, por tanto, no es motivo para premiarlo.
“Creo positivo premiar a los que pasan como forma de estimular a que sigan así, pero no estoy de acuerdo con castigar a los que no aprueban, pues viendo el premio de los que pasan es suficiente para que ellos mejoren”, opina un padre identificado como Descartes.
“Un poco de compresión y apoyo para los que no pasan puede ser una situación del aprendizaje, que no va al mismo ritmo y de que hay que estar pendientes”, comenta Kattia, madre de dos niños.
Para Laury es importante que los padres recuerden su responsabilidad de estar pendientes del proceso del año escolar de su hijo, ver cómo va, las debilidades a fortalecer, porque los muchachos no aprueban de la noche a la mañana.
Otro padre identificado como Patricio piensa que sí se debe premiar al niño y mantenerle el apoyo y la motivación a los que no pasan, más si no son reincidentes. Manejar la situación juntos para que vea motivación en él o los hermanos que se esfuerzan y si han reprobado en más de una ocasión, además, de la motivación, lo mejor es llevarlos con un especialista del aprendizaje, para que estudie el caso y juntos encontrar una salida a ese problema.
“A los que se esfuerzan hay que mantenerlos premiados, pero comprometerlos a ayudar al hermano”, subraya Patricio.
De su lado, Dahiana, madre de tres estudiantes, cree que se le debe dar reconocimientos pero no premio, cosas que dice son distintas y es parte de su responsabilidad. Con el que no pasó o reprobó el curso, opina que los padres deben evaluar en que falló el niño, la escuela y los mismos padres, para buscar una estrategia que le permita al alumno mejorar.
En otro orden, Ivelisse, quien es madre y educadora, dice que es deber y responsabilidad de los niños pasar de curso y ser buenos estudiantes.
Volviendo al experto en la conducta, Castellanos explica que el ser humano, al igual que el resto de los animales mamíferos, construye vínculos afectivos con sus iguales y se organiza en familias, las cuales se convierten en el espacio natural para obtener y ofrecer protección, cuidados, cariño, y frecuentemente tienen consecuencias favorables para infinitos comportamientos que ocurren cotidianamente dentro de ese contexto.
En ese orden, explica que si el objetivo es maximizar las posibilidades de que un niño/niña, quien ha logrado un buen desempeño durante el año escolar y por tanto, pasar de curso, continúe con ese tipo de ejecución el año escolar próximo, entonces generar una consecuencia favorable (premio, en este ejemplo) ante ese logro no es una buena estrategia.
“La mejor estrategia para tales fines, es acompañar los pequeños logros durante el año escolar, generando consecuencias favorables ante cada pequeño logro (felicitaciones, premios, etc).
El tema de premiar o no a los hijos por sacar buenas notas es analizado también por la psicóloga clínica Ruth Esther Poliné, quien favorece que se premie al niño y el galardón dependerá de qué tan importante fue su logro.
Dijo que eso motiva al niño a dar más el año escolar siguiente, si no le reconocen la aprobación del curso con algo material sentirá que su esfuerzo no valió la pena.
Diariolibre.com
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