Florencio García (nombre ficticio), ingeniero electromecánico, tiene desde hace más de 30 años una pequeña empresa de servicios de mantenimiento y de instalaciones eléctricas y de refrigeración junto a su esposa, que también es ingeniera electromecánica. Al iniciar la cuarentena sus actividades se redujeron a escasas emergencias y finalmente tuvo que optar por suspender a los cinco empleados con que cuenta y someterse al Fondo de Asistencia Solidaria al Empleado (FASE).
“Estamos viviendo según las circunstancias. Nos inscribimos en el Programa Fase II y nos aprobaron cuatro de los cinco empleados que tenemos, o sea, el más nuevo de los empleados fue rechazado. Mantener los salarios prácticamente sin ingresos es inmanejable si esto se extiende más de dos meses”, refiere García al describir la situación que enfrenta con su pequeña empresa al Listín Diario.
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