De acuerdo con ejecutivos de centros de la capital, los adolescentes, a partir de los 13 años, son los autores que hacen de todo esto una nueva modalidad en el ámbito estudiantil.
“Ya no sabemos qué es lo que vamos a hacer con eso. No hay un régimen de consecuencia verdadero, que venga desde arriba, entonces uno lo que hace es que se lo quita y manda a llamar a sus padres, pero no sirve de mucho”, declaró Anny Medrano, directora del Centro Educativo República de Honduras.
Medrano contó que de forma constante se realizan requisas en las aulas, en las que en más de una ocasión logran dar con varios de estos cigarros.
Sin embargo, apuntó, “las metodologías se vuelven obsoletas con los trucos que utilizan los jóvenes para encubrirse entre ellos y guardarlos”.
En muchas otras escuelas, el problema se ha corrido y obliga al personal administrativo a tomar las medidas que considere pertinentes, ante la falta de un régimen de consecuencia que sea impuesto por las autoridades de Educación, obteniendo bajas ligeras y, sobre todo, un aumento en las precauciones que toman los alumnos para continuar llevando sus “vapes”, sin ser descubiertos.
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