"Te come los tejidos", dice este hombre de 45 años durante una visita al centro St. Ann's Corner of Harm Reduction, una asociación de ayuda a los drogadictos que opera desde la década de 1990 en el Bronx.
Dependiente de los opioides desde hace años, Martin ha visto al mortal y adictivo fentanilo reemplazar a la heroína en Nueva York. Ahora quiere evitar caer en una nueva droga que carcome los tejidos y provoca profundas heridas en la piel: el "tranq", la última preocupación en Estados Unidos.
"Te come los tejidos", dice este hombre de 45 años a la AFP durante una visita al centro St. Ann's Corner of Harm Reduction, una asociación de ayuda a los drogadictos que opera desde la década de 1990 en el Bronx.
Sus cicatrices en brazos y piernas sugieren que probablemente ha consumido xilacina sin saberlo, un potente sedante y analgésico para animales, conocido popularmente también como "droga zombie".
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